¿Cómo debe vivir el Cristiano? ¡Alegre! ¿Por qué? Porque está con el novio.
No podemos pretender recibir al Señor, vivir como Él y seguirlo, sin RENOVARNOS. Tenemos que cambiar totalmente. Sólo así podremos realmente experimentar la vida cristiana. Pero qué difícil es romper con todo aquello que nos ata y mantiene a los viejos estilos, a las viejas costumbres. Jesús viene a proclamar el Reino y como Él mismo lo dice, el Reino ya está aquí. Y si está aquí, y estamos con Él, no podemos estar tristes…todo lo contrario, debemos estar alegres.
Así es como debemos servir, como debemos amar y dar…¡alegres!
Oremos:
Señor, permítenos entender en nuestras vidas el cambio que tu nos propones, el cambio que tu nos traes y vivir conforme a él.
Danos la alegría de vivir y servir en tu nombre.
Permítenos ser portadores de la buena nueva, de tu buena nueva, ¡como debe ser! Alegres, porque la noticia que traemos es nueva y es buena.
Roguemos al Señor…
Te lo pedimos Señor.
(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)
1 comentario:
En estos versículos se nos muestra de forma inequívoca como es la naturaleza humana. Muchas veces perdemos la visión de la realidad, enfocándonos en cosas de relativa trascendencia.
Los fariseos ven lo que quiere ver y no la realidad que tienen ante sus ojos: al novio que no niega su condesendencia a sus invitados.
Muchos de nosotros no estamos preparados para recibir la Verdad, porque sencillamente, al recibirla, reaccionamos, mateniéndola fuera de nuestras vidas.
El Señor Jesucristo es la Verdad y la Vida. Sus enseñanzas, su evangelio, sus leyes, principios y ordenanzas son para nosotros.
No tenemos que tener temor de aceptarlo a Él y lo que Él enseña. Decimos: "Yo creo en Jesucristo"; pero ¿creemos lo que enseña? ¿aplicamos sus enseñanzas en el diario discurrir de la vida?
Tenemos que estar preparados para recibir la Verdad y esa Verdad nos hará libres. Libres de prejuicios, como el de los fariseos cuya visión estrecha ya los apartaba de la Verdad misma.
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